La Responsabilidad del Propio Vivir en Tiempos de Pandemia

Todo ha sido resuelto, excepto como vivir.  Es una de las tantas reflexiones que nos deja Sartre como exponente del existencialismo, el hecho de ser conscientes de cómo percibimos la realidad, cómo logramos relacionarnos en los diferentes contextos, con las diferentes personas, qué elecciones realizamos libremente para construir lo que ahora somos y cómo eso impacta a los demás, implica toda una experiencia de responsabilidad.  Desde el trabajo en la Terapia Gestalt, el proceso de responsabilizarse de la propia existencia, es en la mayoría de las veces muy confrontante.  Y es que a la responsabilidad no le podemos huir, podemos esconderla culpando a otros, al ambiente o al destino, pero al final, nuestras propias acciones nos delatan, cada decisión, cada elección va generando una serie de consecuencias benéficas o perjudiciales que irán construyendo nuestro vivir. En este sentido, es de suma importancia el poder realizar dichas elecciones desde la plena consciencia del momento presente y del que se quiere crear, cabe mencionar que no es relevante un carácter moral en esta toma de decisiones, sin embargo si es preciso darse cuenta del alcance de las consecuencias tanto en particular como en colectivo, puesto que cada acción que elegimos nos construye no sólo a nosotros mismos, sino a toda una comunidad de la cual somos parte.

Todo ha sido resuelto, excepto como vivir… frase que en la actualidad toma todo el sentido, ¿Cómo vivir ahora en tiempos de contingencia sanitaria?  Estábamos tan inmersos en las rutinas ya establecidas, realizando las actividades de una forma ya conocida, relacionándonos con el tiempo tal vez sin tomarnos tiempo y de repente aparece una pandemia que nos viene a detener, que nos hace perder la prisa y nos confina a estar con los nuestros, ¿cómo ajustarnos creativamente y seguir con las actividades de nuestras vidas? Las respuestas pueden ser muchas, sin embargo tienen un común denominador: la responsabilidad.

La responsabilidad de crear otras rutinas, de buscar nuevas formas, de tomar contacto con la novedad y fluir con las sensaciones y emociones que ello genere.  Responsabilizarse de lo que está en nuestras manos y fluir con lo que no, o bien, responsabilizarse del quedarse en la queja y la demanda.  En cualquiera de los casos, es preciso asumir todas las consecuencias implicadas en la forma en que se eligió vivir.

 


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